Pantalones: en los uniformes en hostelería es clásico el pantalón negro, ya que es la prenda más adecuada. Trata de buscar una tela que aunque sea elegante, dé flexibilidad de movimientos a tu trabajador. No obstante, si sigues queriendo dar un aire más juvenil a tus empleados, y piensas que el clásico pantalón de vestir no va con tu marca, puedes optar también por unos pantalones vaqueros de ese color.
Mandil: una de las cosas dentro de los uniformes de hostelería que resultan más importantes, es que luzcan completamente limpios. Estamos trabajando con productos alimenticios y no podemos permitirnos otra cosa. Sin embargo, es difícil mantenernos totalmente impolutos si estamos realizando tareas en cocina. Por ello, no está de más añadir a nuestro uniforme un mandil que nos cubra. Cuando salgamos a atender al público basta con que nos lo quitemos, y estaremos completamente limpios.
Gorro: sin que podamos evitarlo, los cabellos pueden caérsenos en el peor de los momentos y acabar navegando por el plato de sopa de un cliente. Esto debemos evitarlo. Una de las mejores maneras es añadir a los uniformes en hostelería un cómodo gorro. Para la gente que trabaje en sala puedes optar por otro tipo de recogido que no sea con gorro o gorra.
Mono: en algunos lugares se está empezando a optar por este tipo de prenda, normalmente en tela vaquera. El mono da un aire más juvenil a los uniformes en hostelería, y evita tener que comprar varias prendas de ropa. Por ello, si estás pensando en darle un look diferente a tus empleados, esta puede ser una buena opción. Pero ten claro que este tipo de prenda no funciona en aquellos locales que sean más elegantes.